Científicos españoles dirigidos por la Dra. Rosario Osta Pinzolas (Langebio) y el Dr. Alberto García Redondo(Hospital 12 de Octubre), han encontrado los primeros resultados relevantes en el hallazgo de un conjunto de biomarcadores que permitan el diagnóstico y/o pronóstico de la ELA. El trabajo de investigación se basa en el estudio de expresión genética en músculo tanto en el modelo animal como en pacientes.
La hipótesis del trabajo se basa en que debe existir un metabolismo muscular anormal que sería al menos uno de los eventos primarios de la enfermedad. Se ha demostrado en los últimos años que tanto los astrocitos (las células que ofrecen ayuda continuada en el mantenimiento de las neuronas) como la glía (encargadas de la defensa contra agentes externos del sistema nervioso central) están implicados en el proceso degenerativo que sufren las neuronas motoras en la ELA. Cambiando de este modo el antiguo modelo de la enfermedad basado en la autonomía de las neuronas motoras en cuanto al proceso degenerativo que sufren.
Los autores de este trabajo sugieren que también el músculo está implicado en el proceso degenerativo que sufren las neuronas motoras en la ELA. Ya hace años se sabe que este proceso se produce mediante una “muerte retrógrada”. Esto quiere decir que la neurona motora se degenera comenzando en la placa neuromuscular (estructura en la que se produce una unión de tipo espacial y químico entre el músculo y la neurona motora) y retrocediendo hacia el soma o cuerpo principal de la neurona motora, que se encuentra en la médula espinal.
En este sentido, la intención de estos grupos de investigación, era la búsqueda de marcadores de la enfermedad partiendo de esta premisa. Por lo tanto, y para estudiar la implicación del músculo en la patología, se decidió medir la expresión de un gran número de genes (más de 20.000) en el modelo animal de ELA.
El estudio de expresión génica en el modelo animal permitió seleccionar un reducido número de genes cuyo grado de expresión se encontraba modificado en los animales enfermos. En total se seleccionaron 19 genes para su estudio en humanos.
Una vez desarrollado el largo proceso del estudio en el ratón, se pasó a realizar el estudio de expresión de los genes seleccionados en biopsias de músculo humanas, tanto de pacientes con ELA como de controles.
Los resultados del estudio fueron muy interesantes y se observó que, sobre todo cuatro de los genes seleccionados, eran distintos en los enfermos de ELA, por lo que en otra fase de estudio, se decidió estudiar la expresión de los genes en sangre, un tejido mucho más sencillo de obtener en la práctica clínica habitual. En sangre de pacientes con ELA se han encontrado tres genes cuya expresión es claramente distinta entre los pacientes y los controles.
En el momento actual, una empresa situada en Barcelona, Janus Development, se ha interesado por los resultados y está colaborando con ambos laboratorios en la explotación de los mismos, para generar un posible método que permitiría utilizar como Biomarcadores los genes encontrados con expresión diferencial en sangre de pacientes y controles.
El estudio de validación se ha iniciado y pretende estudiar estos genes en un número mayor de pacientes de ELA, de controles, y de pacientes con otras enfermedades neurodegenerativas. Además, la idea también es ahondar en el conocimiento de las posibles causas que generan esta diferente expresión, y estudiar también las proteínas asociadas a dichos genes. De este modo, se conseguirá no sólo esclarecer posibles nuevas terapias (tanto farmacológicas como genéticas) para la enfermedad, sino también desarrollar técnicas más sencillas para la utilización de estos Biomarcadores tanto en el diagnóstico como en el pronóstico de la enfermedad.
La importancia de un marcador (biomarcador si es una molécula propia de una célula viva) puede ser para su uso de dos formas:
– Diagnóstico: si el biomarcador es una molécula que sirve para diferenciar a un paciente de otras enfermedades y de personas sanas. En este caso, en la ELA, sería muy importante descubrir un biomarcador para el diagnóstico temprano, que permita disminuir el tiempo entre el inicio de los síntomas (tanto clínicos como subclínicos) y el momento en que se diagnostica en la consulta de neurología
– Pronóstico: si el biomarcador sufre una variación en su cantidad a lo largo de la enfermedad y por tanto podría servir para su utilización en el seguimiento de la enfermedad y, sobre todo, para el desarrollo de estudios clínicos, tanto terapéuticos como de cualquier otro tipo
(Texto elaborado por el doctor Alberto García Redondo y la doctora Rosario Osta Pinzolas, investigadores de ELA. De los mejores de España, decimos desde ELA Andalucía)
a la izquierda, el Dr. Alberto García vestido con el pijama propio de los cirujanos. A la derecha se encuentra el jefe del grupo, el Dr. Jesús Esteban Pérez, y a su lado la gestora de casos, Dña. Pilar Cordero Vázquez. En medio está el resto del equipo clínico y también la Dra. Paz de la Torre Merino (en bata blanca) que ha sido responsable del trabajo de base junto con Gabriela Atencia Cibreiro (al lado del tótem, vestida de fucsia).
La Dra. Rosario Osta vestida de negro. A su izquierda, también de negro, pero con traje chaqueta, está la jefa del laboratorio de genética bioquímica, Pilar Zaragoza. También está la Dra. Ana Cristina Calvo Royo, responsable del trabajo de base de este proyecto y de la colaboración entre ambos
laboratorios. Sin olvidar a los becarios implicados en este proyecto…