El relato de Isabel Rojas:
Os voy a contar una bonita historia, triste, pero con un final que la ha convertido en algo especial y feliz.
Diego era un enfermo de Valencia, un hombre muy joven con dos hijos pequeños y con ganas de salir y de hacer cosas con sus hijos, pero, como muchos de nosotros no disponía de un vehículo que le permitiera desplazarse con la silla de ruedas, así que sus amigos tuvieron la idea de organizar un festival para recaudar fondos para comprar una furgoneta.
Se hicieron camisetas y todo tipo de objetos que se vendieron con la colaboración de las asociaciones de padres de los colegios de la zona, pero necesitaban la colaboración de una entidad que apareciera como organizadora del evento Así que nos lo pidieron a nosotros que, naturalmente les ayudamos y les cedimos material para que lo vendieran.
El festival se hizo en el auditorio de su pueblo, L’Eliana (Valencia) y todo el monto se volcó con ellos.Hubo más de 30 actuaciones y Diego, que ya estaba muy débil, lo vivió como una gran fiesta de despedida, y dijo que si el no llegaba a disfrutar de ese vehículo que quería que fuera para otro enfermo de la Plataforma que lo necesitara.
Como quizás recordéis, su mujer Iris nos hizo la propuesta el año pasado. A mi me interesaba porque no tengo coche, ni posibilidades de comprar uno..Esperé un tiempo a ver si a alguien más le interesaba y finalmente a propuesta de Fran y Dámaris y con la aprobación de todos vosotros me puse en contacto con Iris para empezar a buscar un vehículo adecuado.
Finalmente, después de varios meses que para Iris no han sido fáciles, este mes de marzo encontramos un coche que está muy bien y se ajusta al presupuesto que había. Es un Citroen Berlingo, con solo 59.000 km que ha costado 5.000€
El sábado fui a Valencia a enseñarselo a Iris y a la familia y amigos de Diego y a agradecérselo personalmente.
Este coche de momento lo tengo yo como depositaria, pero es de todos, de la Plataforma. Mi compromiso es cuidarlo y usarlo, como habría hecho Diego y si un día dejo de hacerlo por cualquier motivo pasará a otro enfermo de la Plataforma que lo necesite.
Como os podéis imaginar en casa estamos muy felices, yo he ganado mucha movilidad y por lo tanto calidad de vida. En fin, si algo tengo que agradecer a la ELA es la cantidad de buenas personas que me está permitiendo conocer, como Iris y su familia.
Un fuerte abrazo,
Isabel